Alexandra Iregui, madre de Diego, llora al pensar que su hijo puede estar muerto.
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Jairo Cassiani y cortesía

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Un año de desaparecido Diego Andrés Sarmiento: ‘frenón en seco’ para la vida de un joven prometedor

Su propia familia ató cabos “difíciles de creer” en los que la ilegalidad y la “mafia” terminaron llevándolo a su desgracia. Su madre soñó con él y le dio un nombre clave.

“En la paz, los hijos entierran a los padres; la guerra altera el orden de la naturaleza y hace que los padres entierren a sus hijos”.

Herodoto

Esa misma parece ser la suerte que podría correr Diego Andrés Sarmiento Iregui, desaparecido hace exactamente un año, en caso de que se confirme su muerte por parte de la Fiscalía General de la Nación que comunicó a la familia del joven que hay un 95% de probabilidades de que su vida le haya sido arrebatada y sus restos estarían enterrados en una finca a las afueras de Barranquilla. 

Así lo explicó a Zona Cero, Alexandra Iregui, madre de este arquitecto que ante los ojos de su familia era una joven promesa de los negocios y de la carrera profesional que eligió para alcanzar sus sueños y llevar a cabo su proyecto de vida. De Diego Andrés no se supo más nada desde la tarde del 25 de abril de 2016 cuando envió un mensaje a su novia contándole que iba a una reunión de negocios en zona rural de la capital del Atlántico. 

Por lo que ha dicho la Fiscalía a la familia Sarmiento Iregui las posibilidades de que ese encuentro haya sido fatal son tan fuertes que hoy día los esfuerzos de los investigadores se centran más en hallar el nicho donde está su cuerpo que en interrogar a “amigos” de Diego que “saben” cuál podría ser su paradero, detalló Alexandra, de 46 años. 

El sufrimiento de Alexandra queda evidenciado en cada expresión que dice al mencionar el nombre de Diego Andrés.

Con la desaparición, su familia descubrió sus pasos

Según contó la madre de Diego Andrés, al conocer que él estaba desaparecido se vinieron desde Santa Marta para intentar dar con su paradero, sin imaginar que empezaría una pesadilla ligada a no saber nada del joven. 

“En ese momento no teníamos absolutamente nada, simplemente el WhatsApp que le dejó a la novia. Esa era nuestra única arma para saber qué pasó exactamente con Diego Andrés. Aún, eso tampoco nos indicaba nada, simplemente que desapareció. Transcurrió el día, se buscó, se dio el reporte a las autoridades, se colocó la denuncia, pero en sí no llegamos a saber qué fue lo que pasó en ese momento”, dijo la madre con desasosiego. 

De inmediato, tomó la palabra su otro hijo, Jhon Sarmiento, de 21 años, quien aseguró que “al principio nosotros nos enteramos de la desaparición, pero por nuestra cabeza nunca pasó qué trascendente era. Estando nosotros en Santa Marta nos avisaron y no relacionábamos nada malo, porque no somos personas que tenemos plata. Yo decía que lo mucho que puede pasar es que tomó, se emborrachó, le dieron burundanga, pero cuando nosotros llegamos a Barranquilla y comenzamos a ver el contraste de las cosas y habían cosas que desconocíamos, de verdad muchas cosas que nosotros como familia desconocíamos”. 

En ese afán por saber qué le había pasado, su familia admite varios errores que fueron  provocados por las emociones encontradas que cargaban. Uno de esos errores tiene que ver -aseguran- con facilitarle toda la información a allegados que -a su parecer- no tenían buenas intenciones al saber que Diego estaba desaparecido. Otro error para ellos fue incluso haberle “soltado” todos los datos a la Fiscalía y ahora la “negligencia” y “falta de consideración” con la familia los hace mantenerse con mil dudas sobre lo que viene. 

Jhon Sarmiento, el hermano de Diego.

En los últimos días antes de desaparecer, Diego Andrés se veía muy cansado. Eso lo dijo su novia a la familia, que en medio de las indagaciones particulares llegó hasta su oficina de trabajo y en cámaras de seguridad observaron que, en efecto, el joven se veía estresado, se agarraba mucho la cabeza y su actitud era de una persona impaciente. 

Vimos una actitud que no es normal. De una persona cuando está ansiosa. Cuando llegamos aquí a Barranquilla nos empezamos a enterar de cosas que verdaderamente eran ajenas a nosotros. Nunca nos imaginamos que él prestaba plata, tenía un socio con el que pignoraba carros, sobre escrituras de carros prestaban plata, sobre prendas”, reveló la madre. 

Y agregó el hermano: “tenía un préstamo en el banco también”. Resultó que Diego había sacado un préstamo de “bastante” dinero, una cifra “cuantiosa” que a su familia le sorprendió. 

En total le fueron prestados más de 55 millones de pesos, que para su capacidad crediticia, la familia no halla justificación. Fue así como se logró establecer que Diego había sacado papeles falsos para acceder a esos grandes préstamos. Lo extraño -acota la familia- es que él solo había expresado que quería compararse un carro, pero sin ir más allá. “Ese era el proyecto, comprarse un carro, en las cosas que encontramos había estudios de carros, bastantes, de concesionarios, cotizaciones, cotizó bastante”, pero no había accedido a la compra justificando que “no le gustaba extenderse a deudas demasiado largas, de 5 o 6 años en cuotas que quedaban altas”. 

Ahí, en ese préstamo siente la familia que está el meollo del asunto. Aunque no hay certeza de que el día que salió a la finca fuera a comparar un carro, su familia sospecha que ese era el negocio que realizaría y señalan que quizás con quien iba a encontrarse decidió quedarse con la suma de dinero y, para su desgracia, también se quedó con su vida. 

Diego junto a su mamá y su hermano.

“En los amigos hemos notado mucho silencio y sabemos que ellos son conocedores. Ellos saben qué sucedió con él, pero no dicen nada, simplemente se alejaron”, dijo una tía de Diego que dialogó con Zona Cero.

“Hay cosas turbias. El tipo de negocios que estaba haciendo con sus amigos, ellos dicen que no, pero ellos saben que sí. La clase de amigos que tenía y los antecedentes de esos amigos” llevaron a la familia a establecer vínculos que aterrizan en mafias de compra y venta de carros. Un destino trágico que su núcleo familiar hubiera querido evitar. 

“Una de las personas que lo rodeaban tiene antecedentes penales, que nunca llegaron a término por vencimiento de término, no se lograron ejecutar, pero tiene antecedentes”, y hay un “95% de probabilidades que esté muerto”, admitió la tía. 

Para la madre de Diego Andrés, “aunque da mucho dolor la verdad es que hemos guardado las esperanzas, la verdad es que ajá”. Y añade la tía “el corazón nos dice como familia que él puede estar vivo, pero analizamos todo, lo económico, el dinero no apareció, entonces lo sabemos. Por qué  lo mataron, pues porque lo conocían”. “Diego fue engañado”, precisó el hermano Jhon Sarmiento Iregui, quien cree que a Diego “lo estudiaron, lo analizaron, lo vieron solo”. 

Para Jhon, su hermano fue "engañado".

Puntualizó el hermano que “Nosotros pecamos por el exceso de confianza, somos muy amigueros, hablamos un  poco más de la cuenta y quizá él muchas veces expresó delante de sus amigos que estaba haciendo un crédito, que tenía unos cuantos millones y quería hacer planes”.

“Se perdió él y se perdió la plata”, comentó. 

Un sueño que orientó a su madre

Hace 3 meses, Alexandra Iregui tuvo un sueño con su hijo en el cual él le dijo “mamá habla con García”. Dice la madre que eso fue una “manifestación” de parte de Diego para ayudarlos a saber qué le había pasado. 

“Yo me pregunté quien era García. Me levanté y le pedí a mi hijo Jhon que buscara en el Facebook de Diego a García. Nosotros en principio nos enfocamos en ver las cosas con el calor, la ofuscación, la desesperación, inclinamos de pronto  la vista a otras personas que sí saben, pero que solo son conocedores”. John buscó en el correo de Diego quien tenía ese apellido y dieron con un allegado. 

La familia de Diego está sumida en la desesperación por lo ocurrido.

“Empezamos a mirar todas las conversaciones y efectivamente él venía haciendo negocios de créditos, estudios a varios bancos y ese intermediario era ese muchacho. Ese muchacho le sacó la hoja crediticia, la declaración y todo falso”, comentó la madre. “Hoy en día hay gente que hace eso, todo estaba ahí”, indicó el hermano. 

“Él hizo las transacciones el mismo día que desapareció”, puntualizó Iregui. 

Silencio de la Fiscalía 

Hasta este momento, las autoridades no han dado más información. “Nada, todo está en investigación, lo único es que cuando uno va le preguntan “qué nos tienen para aportar” y uno habla y habla horas y horas, y lo que hacen es pararse en el computador a escucharlo a uno, y no nos dicen nada”. 

Indicó la familia que en el caso se llegó a un punto en el que “todos aportaban”, “los amigos, la novia, se metieron en la investigación. La novia nos ayudó mucho, pero es una novia de hace solo tres meses antes de que desapareciera, era muy nueva, no sabía de la vida de él. Nosotros quisimos cerrar todo el círculo y crear un vínculo entre el investigador y nosotros. Empezamos a ver muchas cosas raras”. 

Es aquí cuando se abre otro capítulo que tiene que ver con que los amigos fueron a la casa de Diego buscando algo que no encontraron. Zona Cero obtuvo una de las imágenes que la familia entregó a la Fiscalía en la cual se evidencia cómo quedó su cuarto tras la búsqueda infructuosa de sus allegados. 

El cuarto quedó así tras ser desordenado por sus amigos buscando algunos documentos, relató la familia.

“El día que él desapareció los amigos fueron al apartamento, revolcaron todo. Ellos fueron al apartamento, abrieron el computador, borraron información, le borraron todos los correos, hay fotos  de cómo dejaron el cuarto. Le revisaron, le esculcaron, revisaron, buscaron cosas. Nosotros en ese momento no desconfiamos”, dijo Alexandra Iregui. 

Agregó la tía que “Vimos que uno de ellos empezó a manipular la investigación, ni siquiera dejaba que ella (Alexandra) fuera a la Fiscalía. Él la llamaba cuando ella iba para la Fiscalía y le decía que no fuera”. Esa posición del amigo no solo fue sospechosa para la familia, sino que un investigador les lanzó la expresión “este cerdo sabe que con esto no se puede hacer nada”, refiriéndose a los papeles que la familia entregó, pero que previamente habían sido manipulados. 

Todos los elementos los tiene la Fiscalía, sin embargo sigue la angustia y el tormento para los Sarmiento Iregui que añoran saber qué pasó, cuando este martes 25 de abril se cumple un año de la desaparición.

Aseguran que Diego “no era cobarde” y que no creen que él “se haya ido, volado con la plata tampoco, porque él tenía una estabilidad con su trabajo”. 

Iregui vive en Santa Marta y viene constantemente a Barranquilla para buscar a su hijo.

Finalmente dice la madre que en la Fiscalía les hicieron la siguiente pregunta “¿usted sabe que si su hijo llega a parecer, éll puede ir preso? Yo le dije: a mí no me interesa, no nos interesa eso. Iría preso por el vínculo con las personas con las que estaba rodeado, por la estafa. Pero a nosotros no nos interesa. Así sabemos que está vivo. Si tiene que pagar que pague, cometió un error, se equivocó, que pague, aunque esperamos que no sea así”.